Que nadie se alarme, ni haga acopio de provisiones ni se refugie en ningún sótano…

Me refiero a los olmos, una especie que ha venido siendo arrasada por toda Europa desde finales del Siglo XX, lentamente pero de manera eficaz, la grafiosis una enfermedad fúngica que tiene como vector un género de escarabajos que transporta el hongo de ejemplar en ejemplar ha ido aniquilando millones de olmos (olmus minor) en el continente, algunos han muerto de forma rápida, otros han soportado mayor agonía pereciendo finalmente tras una larga lucha, unos pocos han aprendido a vivir de manera crónica con la enfermedad, aunque perdiendo su gran belleza y un reducido número, si, un selecto club de elegidos han conseguido esquivar la enfermedad y lucen su precioso porte olmedo generalmente aislados en cunetas o dando sombra a veteranas casas de la huerta.
Sólo este hecho de sobrevivir al «évola del olmo» permítanme la expresión, para seguir dando dramatismo al artículo que es lo que vende, debiera crear en nosotros un sentimiento de orgullo, respeto y admiración por tener en Lorca, si en Lorca, un número significativo de ejemplares inmunes a dicha enfermedad.
Cualquier persona con un mínimo de respeto a la naturaleza y a sí mismo pensará, que ante tales circunstancias extraordinarias que se dan en Lorca, estos ejemplares se encontrarán en unas condiciones que permitan su correcto desarrollo sin amenazas, tratados con el mayor de los mimos y expuestos para la contemplación y disfrute de todos los ciudadanos.
Pues imaginad lo que ocurre….si, efectivamente están dejados de la mano de no se que Dios, tras décadas de podas agresivas que han dañado gravemente los troncos, aceras que han encorsetado ejemplares enormes que se asfixian, obras de urbanización o asfaltado que no los tienen en cuenta y que dañan gravemente el sistema radicular, otros por desgracia han corrido peor suerte siendo talados con la excusa de que molestaban a «la creación de puestos de trabajo», «ensuciaban demasiado», etc…
En Lorca tenemos aun unas joyas botánicas y paisajísticas increíbles, merecedoras de un mejor trato y reconocimiento, no quiero culpar a nadie no tiene sentido, la culpa es generalizada, como generalizada es la solución. Hay una Administración capacitada para tomar decisiones correctas y técnicos sobradamente preparados para ejecutar acciones en favor de estos ejemplares, sólo hace falta poner el acento en estas necesidades, que la sociedad entienda y conozca que hay tesoros que no se pueden dejar enterrar, si hay conocimiento hay respeto y si este es generalizado, todo fluirá y las buenas decisiones llegarán solas para el beneficio de todos.
Por cierto por si alguien aún no lo sabe o anda perdido, UN OLMO ES UN ÁRBOL y no quedan muchos.
Pedro Quiñonero – Presidente de Asociación Bosqueo2