
Cuando inunden los campos de placas solares, se lleven el paisaje junto con el sol en forma de dinero, dejando un territorio desolado, nos volveremos a acordar de los aperitivos, de los patrocinios del fútbol y de los niños saltando en castillos hinchables, que habrán crecido junto a placas solares sin un paisaje en su entorno que recordar cómo aún lo conservan en la memoria quienes antes sí que lo han vivido y disfrutado.